Quién dijo que regalar una sonrisa era facil? quién dijo que regalar una sonrisa era un trabajo obligatorio? Muchas veces la gente cree que regalar una sonrisa es casi una obligación en este país, que el medio nos impone a realizar este árduo trabajo de dejar feliz al resto, pero por qué primero no se acondicionan ellos? es decir, por qué no buscan su propia felicidad antes que la del resto?. La mayoría de las personas que buscan la felicidad del otro, son las que se sienten solos, una soledad extraña que los invade, que los hace sentir que no pueden sacarse ese sentimiento, que la única forma de salir de esta extraña soledad, es ayudando al otro.
En mi caso por ejemplo, me cuesta mucho regalar una sonrisa, ya que al ver de este modo la vida, al no estar yo completamente feliz, siento que no se lo puedo dar al resto, entonces cuando llega la noche, la hora de dormir, analizo mi vida, día a día, y me doy cuenta de lo que realmente es agradable para mi, y lo que no, y siempre espero que lleguen esos días increíbles, que ni ganas te quedan en la noche de pensar, porque la sonrisa te abarca el rostro de una manera impresionante, es lo que sueño que suceda cada día de mi vida, y cuando esto suceda, voy a acondicionar mi vida de tal forma que al ser feliz yo, pueda aportar en la felicidad del resto también. Sin embargo no es así, claro, nunca será así, para nadie lo será, nunca todo es perfecto, imposible, no existe la utopía en este mundo, entonces nace el conformismo en las personas, cosa que me molesta de sobremanera.
Me molesta completamente que la gente se conforme con lo que tiene y con lo que es, por supuesto no digo que hay que ser ambicioso, claramente también me molesta y lo considero un gran defecto, entonces, cómo lograr ese equilibrio? La pregunta que me da vueltas el día de hoy, y volviendo al tema de ayudar al otro, creo que al no tener este equilibrio no se puede poner como prioridad al resto... a todo esto, es sólo una opinión.
1 comentario:
El equilibrio en la vida es casi tan utópico como la felicidad, la democracia, entre otras cosas. No creo que el fin o meta última deba ser alcanzar dicho equilibrio, felicidad o lo que sea, sino más bien, la búsqueda constante, sistemática, incansable de la misma. Es ahí donde creo que reside el gran valor, la gran gracia de vivir esta vida con todo lo que nos da, quita, ofrece y tienta. Se trata de no aflojar, de no parar, de no cansarse ni aburrirse nunca de buscar aquello que nos impulsa, no para alcanzarlo, sino para disfrutar, crecer y aprender en el proceso.
TQM
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